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Los apóstoles están encarcelados

Los apóstoles son encarcelados, liberados y continúan testificando.
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Entonces el sumo sacerdote y todos sus compañeros, que eran miembros del grupo de los saduceos, se llenaron de celos. Arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. – Número de diapositiva 1
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Pero durante la noche un ángel del Señor abrió las puertas de la cárcel y los sacó. – Número de diapositiva 2
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“Vayan, y de pie en el atrio del templo”, dijo, “hablen a la gente todo acerca de esta nueva vida”. – Número de diapositiva 3
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Al amanecer entraron en el atrio del templo, tal como les habían dicho, y comenzaron a enseñar al pueblo. – Número de diapositiva 4
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Cuando llegaron el sumo sacerdote y sus asociados, convocaron al Sanedrín (la asamblea completa de los ancianos de Israel) y enviaron oficiales a la cárcel para buscar a los apóstoles. – Número de diapositiva 5
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Pero al llegar a la cárcel, los agentes no los encontraron allí. – Número de diapositiva 6
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Entonces regresaron y contaron: “Encontramos la cárcel bien cerrada, y los guardias estaban a las puertas; pero cuando los abrimos, no encontramos a nadie dentro”.<br/>Al oír este informe, el capitán de la guardia del templo y los principales sacerdotes estaban desconcertados, preguntándose qué sucedería con esto. – Número de diapositiva 7
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Entonces alguien vino y dijo: “¡Mirad! Los hombres que encarcelasteis están en el atrio del templo enseñando al pueblo”. – Número de diapositiva 8
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Entonces el capitán fue con sus oficiales y trajeron a los apóstoles. No usaron la fuerza porque temían que el pueblo los apedreara.<br/>Los apóstoles fueron llevados y hechos comparecer ante el Sanedrín para ser interrogados por el sumo sacerdote. – Número de diapositiva 9
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"Les dimos órdenes estrictas de no enseñar en este nombre", dijo. "Sin embargo, habéis llenado a Jerusalén con vuestra enseñanza y estáis decididos a hacernos culpables de la sangre de este hombre".<br/>Pedro y los demás apóstoles respondieron: “¡Debemos obedecer a Dios antes que a los seres humanos! El Dios de nuestros antepasados ​​resucitó a Jesús de entre los muertos, a quien vosotros matasteis colgándole en una cruz. Dios lo exaltó a su diestra como Príncipe y Salvador para poder llevar a Israel al arrepentimiento y perdonar sus pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas, y también lo es el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen.” – Número de diapositiva 10
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Al oír esto, se enojaron y quisieron matarlos. Pero un fariseo llamado Gamaliel, maestro de la ley, honrado por todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín y ordenó que sacaran a los hombres afuera por un momento. – Número de diapositiva 11
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Luego se dirigió al Sanedrín: “Hombres de Israel, consideren cuidadosamente lo que piensan hacer con estos hombres”. – Número de diapositiva 12
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“Hace algún tiempo apareció Teudas, afirmando ser alguien, y unos cuatrocientos hombres se unieron a él. Lo mataron, todos sus seguidores fueron dispersados ​​y todo quedó en nada.” – Número de diapositiva 13
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“Después de él apareció Judas el Galileo en los días del censo y encabezó una rebelión de gente. Él también fue asesinado y todos sus seguidores fueron dispersados.<br/>Por lo tanto, en el presente caso les aconsejo: ¡Dejen en paz a estos hombres! ¡Déjalos ir! Porque si su propósito o actividad es de origen humano, fracasará. Pero si es de Dios, no podréis detener a estos hombres; sólo os encontraréis luchando contra Dios.” – Número de diapositiva 14
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Su discurso los convenció. Llamaron a los apóstoles y los azotaron. Entonces les ordenaron que no hablaran en el nombre de Jesús y los dejaron ir. – Número de diapositiva 15
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Los apóstoles abandonaron el Sanedrín, regocijados porque habían sido considerados dignos de sufrir afrenta por el Nombre. – Número de diapositiva 16
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Día tras día, en los atrios del templo y de casa en casa, nunca dejaron de enseñar y proclamar las buenas nuevas de que Jesús es el Mesías. – Número de diapositiva 17
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Número de diapositiva 18