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Los sacerdotes y líderes judíos decidieron que Jesús debía ser juzgado por el gran Consejo - el Sanedrín - un grupo de 70 judíos que eran responsables de entender e interpretar las leyes de Dios. Todo esto tuvo lugar en una época en la que el emperador de Roma y sus soldados gobernaban sobre todo lo demás en Israel. – Número de diapositiva 1
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El Sumo Sacerdote estaba muy enojado y preguntó al Gran Concilio qué debía hacerse con Jesús, porque había afirmado ser el Hijo de Dios. Casi todos pensaron que había que matar a Jesús por hacer tal afirmación. Sin embargo, no tenían el poder de dar una sentencia de muerte.<br />Así que se decidió llevar a Jesús ante el gobernador romano llamado Pilato, quien sí tenía el poder de sentenciar a Jesús a muerte. – Número de diapositiva 2
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Solo dos en el Gran Concilio, Nicodemo y José de Arimatea, no querían que Jesús fuera crucificado. Ambos estaban ahora muy tristes. – Número de diapositiva 3
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Pilato vivía con 600 soldados romanos en la gran fortaleza de Antonia, que estaba situada justo al lado del templo de Jerusalén. Jesús fue llevado durante la madrugada a ver a Pilato. – Número de diapositiva 4
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Cuando Pilato abrió la puerta, gritaron: “Aquí hay un hombre que ha dicho que es el Hijo de Dios. Hay que matarlo”. <br />Pero Pilato no quiso hacerlo. No creía que esta acusación mereciera la pena de muerte. Así que cambiaron su acusación y gritaron: “¡Se ha hecho rey!”. – Número de diapositiva 5
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Pilato llevó a Jesús adentro y le preguntó si era el rey de los judíos. Jesús respondió: "Mi reino no es de este mundo". – Número de diapositiva 6
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Pilato supo que Jesús no merecía la muerte y que los líderes judíos estaban celosos de él. – Número de diapositiva 7
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"Este hombre no es culpable de ningún crimen", declaró Pilato. “Es inocente y no debe ser sentenciado a muerte". – Número de diapositiva 8
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La gran multitud que se había reunido fuera gritaba: "¡Se ha hecho rey! No tenemos más rey que el emperador romano".<br />Pilato se asombró al escuchar esto, ya que los judíos odiaban que los romanos los gobernaran. – Número de diapositiva 9
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Pilato siguió interrogando a Jesús. Cuando la esposa de Pilato vio a Jesús, se asustó y se puso muy nerviosa. Esa noche había tenido un sueño muy perturbador sobre un hombre inocente, que se parecía a Jesús, que nunca había hecho ningún mal, pero que sería sentenciado a muerte de todos modos. – Número de diapositiva 10
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Se apresuró a escribir una carta a Pilato rogándole que no juzgara ni hiciera daño a Jesús. Se la dio a un criado para que se la entregara de inmediato. – Número de diapositiva 11
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Pilato leyó la carta: "No tengas nada que ver con ese inocente, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su culpa". Pilato se preguntaba qué hacer. – Número de diapositiva 12
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Pero entonces tuvo una idea. Cada Pascua liberaba a un prisionero. Había un terrible asesino en prisión llamado Barrabás. ¿Por qué no darles a elegir quién debía ser liberado? ¿Barrabas o Jesús? Seguramente elegirían a Jesús y no a Barrabás. – Número de diapositiva 13
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Pilato salió a la gente y gritó: Debéis elegir a quién voy a liberar. ¿A Barrabás o a Jesús?”<br /><br/>Para su gran sorpresa, gritaron que se liberara a Barrabás.“¿Qué debo hacer con Jesús?” Preguntó Pilato.<br />Los líderes judíos habían incitado a una turba a gritar<br /> "¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! Solo el emperador romano Tiberio es nuestro rey y si no crucificas a Jesús no eres amigo del emperador”. – Número de diapositiva 14
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Pilato no se atrevió a hacer otra cosa que condenar a Jesús a ser crucificado. Pero para demostrar que no quería ser responsable de la decisión, se lavó las manos. El pueblo estaba de acuerdo en que se alegraba de ser responsable de esta decisión tan injusta. – Número de diapositiva 15
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Los soldados romanos que tenían la orden de crucificar a Jesús lo vistieron con un manto real de color escarlata y se inclinaban burlonamente ante Él. También hicieron una corona de espinas con grandes aguijones y se la pusieron en la cabeza para que corriera la sangre. Luego golpearon a Jesús, le escupieron en la cara y lo azotaron por la espalda. – Número de diapositiva 16
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Luego le quitaron el manto y vistieron a Jesús con sus ropas. Lo condujeron por Jerusalén hasta el Calvario, lugar donde crucificaban a la gente. Jesús tuvo que llevar el travesaño a la cruz. Algunos estaban muy contentos y otros estaban muy tristes de que Jesús fuera crucificado y muriera. – Número de diapositiva 17
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En el Calvario, le quitaron la ropa a Jesús y le clavaron las manos y los pies en la cruz. Pilato había hecho un cartel de madera que clavaron en la cruz por encima de la de Jesús. Decía: "Jesús de Nazaret, rey de los judíos" en tres idiomas.<br/> Jesús no juró ni maldijo a los que le maltrataron, como hizo la mayoría de los crucificados. Por el contrario, guardó silencio. – Número de diapositiva 18
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Dos ladrones también fueron crucificados al mismo tiempo. Uno a la derecha y otro a la izquierda de Jesús. Muchas personas se burlaron e insultaron a Jesús... – Número de diapositiva 19
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... Pero otros estaban muy alterados y afligidos. Entre ellos estaban María, la madre de Jesús, el discípulo Juan y María que venía de la ciudad de Magdala. – Número de diapositiva 20
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Los soldados insultaban a Jesús por ser el "Rey de los Judíos"... – Número de diapositiva 21
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... y tomaron sus ropas y las repartieron entre ellos. – Número de diapositiva 22
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Pero los sacerdotes y los líderes que querían matar a Jesús no estaban contentos con el cartel que había sobre Jesús. "No debería estar escrito que es nuestro rey, sino que ha dicho que lo es". – Número de diapositiva 23
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El texto del cartel de madera estaba escrito en tres idiomas: hebreo, griego y latín. Jesús los miró y oró en voz alta: "¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. – Número de diapositiva 24
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Los sacerdotes y los dirigentes corrieron rápidamente a Pilato para pedirle que cambiara el texto. Pilato se limitó a responder: "Lo que he escrito, lo he escrito". – Número de diapositiva 25
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El ladrón que colgaba del lado izquierdo de Jesús también se burló de él y le dijo: "¿No eres tú el Hijo de Dios? Sálvate a ti mismo y a nosotros también". – Número de diapositiva 26
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El ladrón que colgaba del lado derecho de Jesús lo interrumpió. “¿Tampoco tú temes a Dios? ¿Eres igual que estos soldados, sacerdotes y dirigentes? A nosotros nos castigan por todo el daño que hemos hecho, pero Jesús es inocente".<br />Dirigiéndose a Jesús, le dijo: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino". – Número de diapositiva 27
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Jesús le respondió: "En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso". – Número de diapositiva 28
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En ese momento el ladrón supo lo que era ser perdonado. Estaba muy agradecido a Dios y a Jesús. – Número de diapositiva 29
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En pleno día, cuando el sol suele brillar al máximo, ¡de repente se hizo muy oscuro! Todo el mundo se sorprendió. – Número de diapositiva 30
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Jesús clamó a gran voz: "Padre, ¿por qué me has abandonado?” Estaba solo mientras recibía el castigo por nuestro pecado. Entonces Jesús volvió a gritar: "¡Consumado es! Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". – Número de diapositiva 31
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Después de decir esto, Jesús exhaló su último aliento y murió. – Número de diapositiva 32
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Hubo un gran terremoto, el suelo tembló y todo el mundo se asustó mucho. (Hay un recurso adicional de un archivo de audio gratuito de un terremoto que puedes descargar y reproducir en este punto). – Número de diapositiva 33
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[Cambie rápidamente hacia delante y hacia atrás entre la última imagen y está para que los espectadores puedan ver cómo tiembla el suelo]. – Número de diapositiva 34
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El centurión romano, a cargo de los soldados que se habían burlado y crucificado a Jesús, al ver todo lo que había sucedido, supo lo mal que había actuado. Alabó a Dios y dijo: "Seguramente este hombre era el Hijo de Dios". Sabía que Jesús había muerto para salvar a la gente de sus pecados. – Número de diapositiva 35
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Esa noche Nicodemo y José de Arimatea fueron a Pilato y le preguntaron si podían enterrar el cadáver de Jesús.<br /> Pilato se sorprendió de que Jesús ya estuviera muerto y llamó a un oficial que le contó todo lo que había pasado. – Número de diapositiva 36
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Nicodemo y José de Arimatea bajaron de la cruz el cuerpo de Jesús. Lo envolvieron en un paño de lino limpio con especias de olor dulce como la mirra y el aloe. Luego llevaron el cuerpo a un nuevo sepulcro que pertenecía a José de Arimatea, y retiraron una gran piedra frente a la entrada. – Número de diapositiva 37
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María de Magdala la siguió y vio dónde enterraban a Jesús. Luego se fue a su casa y lloró. No sabía la gran sorpresa que tendría tres días después. – Número de diapositiva 38
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