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El rey Saúl estaba celoso de David y quería matarlo. Así que cuando oyó que David estaba escondido entre las rocas donde había cabras montesas, llevó a sus soldados a buscarlo. – Número de diapositiva 1
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El rey Saúl entró en una cueva, pero no sabía que David y sus hombres estaban escondidos en el fondo de la cueva. Se quitó la capa para descansar un rato. – Número de diapositiva 2
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Los hombres de David susurraron: “Ahora es tu oportunidad de atacar al hombre que quiere matarte”. David se arrastró más cerca de Saúl y sacó su cuchillo. Pero en lugar de atacar a su enemigo, cortó silenciosamente la punta de su manto. – Número de diapositiva 3
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Luego les susurró a sus hombres: “Saúl es el rey que Dios designó y no debo hacerle daño”. David tampoco permitió que ninguno de sus hombres le hiciera daño al rey Saúl.<br/>Saúl salió de la cueva sin saber que David le había perdonado la vida. – Número de diapositiva 4
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David salió de la cueva con la punta del manto de Saúl que había cortado y gritó: “¡Mi señor y mi rey!”. Saúl miró hacia atrás, y David se inclinó y dijo: “Has visto cómo el Señor te puso en mi poder en la cueva, pero me negué a matarte. Fui misericordioso contigo. Corté la punta de tu manto, pero no te maté. No estás persiguiendo a alguien que te hará daño. ¡Que el Señor me sostenga y demuestre que tengo razón. Que me salve de ti!”. – Número de diapositiva 5
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Saúl pensó mucho y respondió: “Tú tienes razón y yo estoy equivocado. Tú has sido bueno conmigo, pero yo te he hecho daño. El Señor me trajo hasta ti, pero tú no me mataste. Que el Señor te recompense por el bien que me has hecho hoy. Sé que un día serás rey y gobernarás el reino de Israel. Prométeme que tampoco harás daño a mis descendientes”.<br/>David prometió y se fueron en paz. – Número de diapositiva 6
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Número de diapositiva 7