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Jesús y el endemoniado de las sepulcros

Jesús se encuentra con un hombre salvaje que vive en un cementerio.
Contribución de Richard Gunther
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Jesús y sus discípulos partieron de Capernaúm hacia la otra orilla del lago de Galilea, a una región conocida como el país de Gerasenos. – Número de diapositiva 1
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Muchos de los que vivían en esta región no eran judíos, sino gentiles. Algunos tenían grandes rebaños de cerdos. – Número de diapositiva 2
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Había un hombre que vivía cerca de la costa, en un cementerio, entre las tumbas. – Número de diapositiva 3
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Estaba bajo el control de espíritus malignos y se comportaba de forma muy extraña. Vagaba desnudo entre las tumbas. Los demás le temían porque era muy fuerte. En el pasado lo habían encadenado, pero los espíritus malignos que lo controlaban habían roto las cadenas, permitiéndole volver a aterrorizar a la gente. – Número de diapositiva 4
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En cuanto vio a Jesús, chilló y cayó al suelo ante Él, gritando: "¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por favor, te lo ruego, ¡no me atormentes!" Los espíritus malignos que había dentro del hombre sabían que Jesús era el Hijo de Dios y mucho más poderoso que ellos. – Número de diapositiva 5
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"¿Cuál es tu nombre?" Preguntó Jesús a los espíritus malignos que controlaban al hombre. "Legión", respondió el hombre, pues estaba controlado por muchos de ellos. Los espíritus malignos le rogaban a Jesús que no los mandara al Abismo. – Número de diapositiva 6
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Una piara de cerdos se alimentaba en la ladera de la montaña, y los demonios le rogaron a Jesús que los dejara entrar en los cerdos. Jesús les ordenó que dejaran al hombre y entraran en los cerdos. – Número de diapositiva 7
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Entonces, los espíritus malignos abandonaron al hombre y entraron en los cerdos, e inmediatamente toda la piara se precipitó por la ladera de la montaña y cayó por un acantilado al lago de abajo, donde se ahogaron. – Número de diapositiva 8
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Los pastores salieron corriendo hacia la ciudad cercana, difundiendo la noticia mientras corrían. Una multitud salió a ver lo que había sucedido y vio al hombre que había sido controlado por espíritus malignos, sentado tranquilamente a los pies de Jesús, ¡vestido y sano! Toda la multitud estaba tan asustada que le suplicó a Jesús que se fuera y los dejara en paz. Jesús le dijo al hombre que fuera a contar a su familia y amigos cómo había sido liberado de esos espíritus malignos. Luego volvió a la barca y se marchó, cruzando de nuevo al otro lado del lago. – Número de diapositiva 9
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Número de diapositiva 10