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Había algunas personas que se creían muy buenas y menospreciaban a los demás. Entonces Jesús les contó esta historia: “Un día había un fariseo y un recaudador de impuestos. Ambos fueron al templo a orar”. – Número de diapositiva 1
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El fariseo se mantuvo orgulloso y apartado del recaudador de impuestos. Después de todo, tenía fama de vivir según las reglas de Dios y de hacer buenas obras. Los recaudadores de impuestos eran conocidos por sus engaños y robos. El fariseo oró en voz alta: «Dios, te doy gracias porque no soy tan malo como los demás». – Número de diapositiva 2
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Entonces el fariseo le dijo a Dios con orgullo: «Yo no soy como los que roban, estafan o cometen adulterio. Te doy gracias porque soy mejor que este recaudador de impuestos. Dejo de comer dos veces por semana y doy la décima parte de todo lo que gano». – Número de diapositiva 3
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Se podía ver al recaudador de impuestos orando lejos del fariseo. Estaba tan avergonzado que ni siquiera miraba al cielo. – Número de diapositiva 4
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Se golpeaba el pecho de tristeza y decía: «¡Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador!». – Número de diapositiva 5
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Jesús se volvió hacia la multitud a la que enseñaba y les dijo: “Les digo que el publicano, cuando regresó a su casa, estaba bien con Dios, pero el fariseo no estaba bien con Dios. Todo el que se engrandece será humillado, pero todo el que se humilla será engrandecido”. – Número de diapositiva 6
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Número de diapositiva 7