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Los hombres celosos someten a juicio a Esteban:<br/>“Presentaron testigos falsos que declararon: «Este hombre no deja de hablar contra este lugar santo y contra la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar y cambiará las tradiciones que nos dejó Moisés».”<br/>Hechos 6:13-14 (NVI) – Número de diapositiva 1
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Esteban dijo:<br/>“¡Tercos, duros de corazón y torpes de oídos! Ustedes son iguales que sus antepasados: ¡Siempre resisten al Espíritu Santo! ¿A cuál de los profetas no persiguieron sus antepasados?”<br/>Hechos 7:51–52a (NVI) – Número de diapositiva 2
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“Ellos mataron a los que de antemano anunciaron la venida del Justo, y ahora a este lo han traicionado y asesinado ustedes, que recibieron la Ley promulgada por medio de ángeles y no la han obedecido.”<br/>Hechos 7:52b-53 (NVI) – Número de diapositiva 3
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“Al oír esto, rechinando los dientes, se enojaron mucho contra él.”<br/>Hechos 7:54 (NVI) – Número de diapositiva 4
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“Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios.<br/>—¡Veo el cielo abierto —exclamó—, y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios!”<br/>Hechos 7:55–56 (NVI) – Número de diapositiva 5
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“(…)lo sacaron a empellones fuera de la ciudad y comenzaron a apedrearlo. Los acusadores encargaron sus mantos a un joven llamado Saulo.<br/>Mientras lo apedreaban, Esteban oraba.<br/>—Señor Jesús —decía—, recibe mi espíritu. Luego cayó de rodillas y gritó: —¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado! Cuando hubo dicho esto, murió.”<br/>Hechos 7:58–60 (NVI) – Número de diapositiva 6
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“Y Saulo estaba allí, aprobando la muerte de Esteban.<br/>Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. (…) Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entraba de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los encarcelaba.”<br/>Hechos 8–1,3 (NVI) – Número de diapositiva 7
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“Mientras tanto, Saulo, respirando aún amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas de extradición para las sinagogas de Damasco. Tenía la intención de encontrar y llevarse presos a Jerusalén a todos los que pertenecieran al Camino, fueran hombres o mujeres.”<br/>Hechos 9:1–2 (NVI) – Número de diapositiva 8
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“En el viaje sucedió que, al acercarse a Damasco, una luz del cielo relampagueó de repente a su alrededor. Él cayó al suelo y oyó una voz que le decía: —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”<br/>Hechos 9:3–4 (NVI) – Número de diapositiva 9
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“—¿Quién eres, Señor? —preguntó. —Yo soy Jesús, a quien tú persigues —contestó la voz—. Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.<br/>Los hombres que viajaban con Saulo se detuvieron atónitos porque oían la voz, pero no veían a nadie.”<br/>Hechos 9:5–7 (NVI) – Número de diapositiva 10
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“Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos no podía ver, así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. 9 Estuvo ciego tres días, sin comer ni beber nada.” <br/>Hechos 9:8–9 (NVI) – Número de diapositiva 11
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“Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión: —¡Ananías!<br/>—Aquí estoy, Señor.”<br/>Hechos 9:10 (NVI) – Número de diapositiva 12
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“—Anda —le dijo el Señor—, ve a la casa de Judas, en la calle llamada Derecha, y pregunta por un tal Saulo de Tarso. Está orando y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.” <br/>Hechos 9:11–12 (NVI) – Número de diapositiva 13
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“Entonces Ananías respondió:<br/>—Señor, he oído hablar mucho de ese hombre y de todo el mal que ha causado a los que creen en ti en Jerusalén. Y ahora lo tenemos aquí, autorizado por los jefes de los sacerdotes, para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre.”<br/>Hechos 9:13–14 (NVI) – Número de diapositiva 14
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“—¡Ve! —insistió el Señor—, porque ese hombre es mi instrumento escogido para dar a conocer mi nombre tanto a las naciones y a sus reyes como al pueblo de Israel. Yo le mostraré cuánto tendrá que padecer por mi nombre.”<br/>Hechos 9:15–16 (NVI) – Número de diapositiva 15
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“Ananías se fue y cuando llegó a la casa, le impuso las manos a Saulo y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo».”<br/>Hechos 9:17 (NVI) – Número de diapositiva 16
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“Al instante cayó de los ojos de Saulo algo como escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado. Luego comió y recobró las fuerzas.<br/>Hechos 9:18–19a (NVI) – Número de diapositiva 17
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“Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban en Damasco. (…) Pero Saulo cobraba cada vez más fuerza y confundía a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el Cristo.”<br/>Hechos 9:19b,22 (NVI) – Número de diapositiva 18
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“Después de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para matarlo, pero Saulo se enteró de sus maquinaciones. Día y noche vigilaban de cerca las puertas de la ciudad con el fin de eliminarlo.”<br/>Hechos 9:23–24 (NVI) – Número de diapositiva 19
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“Pero sus discípulos se lo llevaron de noche y lo bajaron en un canasto por una abertura en la muralla.”<br/>Hechos 9:25 (NVI) – Número de diapositiva 20
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“Mientras tanto, la iglesia disfrutaba de paz a la vez que se consolidaba en toda Judea, Galilea y Samaria, pues vivía en el temor del Señor e iba creciendo en número, fortalecida por el Espíritu Santo.”<br/>Hechos 9:31 (NVI) – Número de diapositiva 21
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El nombre de Saulo fue cambiado a Pablo durante su primer viaje misionero a Chipre. Hechos 13:9 – Número de diapositiva 22
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Número de diapositiva 23